Pensamientos sociológicos latinoamericanos y caribeños

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ALFREDO POVIÑA

“La tendencia de la sociología comprometida tiene hoy diferentes modos de expresión, que son todas las desviaciones que comprometen su existencia, las que, en definitiva, son de dos tipos esenciales: o bien son presiones ideológicas, de sentido político o nacional; o bien son vicios internos, por exceso de crecimiento, que rompen la unidad y armonía entre el conocimiento teórico y su aplicación práctica. Hay tres grandes manifestaciones de la sociología comprometida, en el momento actual. Son: 1) la sociología ideológica, de inspiración marxista; 2) la sociología aplicativa, de origen nacionalista; y 3) la sociología de hecho, de dimensión “hechologista”…A la sociología comprometida sucederá una sociología objetiva, liberada de ismos y de compromisos prácticos…”

Alfredo Poviña, 1959. Palabras pronunciadas en el discurso de apertura del V Congreso Latinoamericano de Sociología en carácter de Presidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)

“…es indispensable, no sólo mantener sino también intensificar la enseñanza de la Sociología de la república Argentina, tanto en el nivel universitario en todas las carreras como en el nivel medio, cualquiera sea el nombre de la asignatura respectiva. De este modo la sociología al cumplir con su auténtico y recto objetivo de “conocer la realidad social” que nos rodea, contribuye para que nuestras generaciones jóvenes -de auténticos argentinos- puedan juzgar con criterio propio las crisis y evoluciones de nuestro país…sin recurrir a interpretaciones e ideologías que son extrañas al modo de ser argentino.”

Alfredo Poviña: Palabras pronunciadas en carácter de Presidente de la Sociedad Argentina de Sociología (SAS) en el Simposio de Sociología realizado en Buenos Aires. 1976. Recuperado de http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_ eventos/ev.1831/ev.1831.pdf

 

PABLO GONZÁLES CASANOVA

Del cientifismo a la CEPAL

En los años de la posguerra, la crítica a las ciencias sociales en las universidades latinoamericanas empezó con un ataque sostenido del empirismo y el behaviorismo contra las interpretaciones dominantes de una sociología liberal en decadencia. La sociología empirista pretendió que no era una ideología y creyó poder fundamentar esa posición. En América Latina, esta corriente apareció junto con los embriones de una sociología profesional, disciplina especializada de un gremio celoso en establecer sus propios linderos. El sociólogo latinoamericano más reconocido de esta corriente, Gino Germani, inició el asedio a la sociología académica “o impresionista” con trabajos escritos entre 1945 y 1953, publicados en Sociología Científica (México, Universidad Nacional, 1956), y en “Diez años de discusiones metodológicas en América Latina” (Ciencias Sociales, II, Washington, 1951, pp. 67-86). El pensamiento de Germani llegó a dominar el arranque profesional de la sociología, y prevaleció hasta principios de los sesentas. Los embates de C. Wright Mills contra la sociología norteamericana, que el sociólogo argentino había postulado firmemente como paradigma de la “sociología científica”, pusieron a Germani a la defensiva. En las “Notas sobre el problema de la neutralidad valorativa y otras cuestiones de epistemología” (1963) Germani mostró, por vez primera, una cierta inseguridad y pidió, sin exigir, que la “sociología mantuviera un sano contacto con lo real y con lo históricamente posible”. Esta última afirmación aludía al clima de ilusione sus esperanzas de “alcanzar lo imposible” que había despertado la revolución cubana. El libro de Germani sobre La sociología en la América Latina. Problema y Perspectiva (1964) incluyó algunos ensayos significativos de la crítica cientificista al “pensamiento pre-sociológico” y a la “sociología tradicional”.

La crítica cientificista, con sus planteamientos teóricos y metodológicos, ocupó gran parte de la tarea académica de esos años. Su influencia llegó a ser subyugante en los centros de decisión académica y entre los nuevos profesionales, ansiosos de distinguirse y probar sus nuevas armas. Hasta los opositores se vieron obligados a usar el lenguaje de los iniciados para mostrar el carácter retórico del auto- llamada “sociología científica”. Pero la crítica al cientificismo llevó más tarde a poner en tela de juicio no sólo sus métodos de investigación estructural-funcionalista, sino, sus esquemas de un “desarrollo social” más o menos lineal y progresivo. Ambos sirvieron para explicar muy poco de lo que iba a ocurrir en América Latina.

Otra corriente fundamental de la posguerra no sólo en el campo de la investigación económica, donde originalmente prevaleció, sino en las demás disciplinas sociales fue el de la crítica al “desarrollismo”, palabra que resume la muy influyente serie de trabajos originados en el patrocinio de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), fundada en 1948. Un “trabajo clásico” de Raúl Prebish, como lo calificó Celso Furtado, “El desarrollo de América Latina y sus principales problemas”, preparado para la conferencia de CEPAL de 1949 destacó precisamente “el falso universalismo de la ciencia económica” y sentó las bases para enfrentarse a los autores y libros entonces en boga en los círculos de economistas anglosajones.

Pablo Gonzales Casanova: Corrientes críticas de la sociología latinoamericana. Recuperado de NEXOS https://www.nexos.com.mx/?p=3127

 

ORLANDO FALS BORDA

 

A diferencia de aquellas viejas generaciones centristas acomodadas, la generación activa y sentipensante actual ha logrado acumular prácticas y conocimientos superiores sobre la realidad nacional y puede actuar mejor en consecuencia. No ha temido salir al terreno a pesar de los peligros e incomprensiones, y volver a aprender con gusto y ánimo sobre nuestro especial entorno tropical, combatiendo el tradicional colonialismo intelectual y político ante los norteños, y redescubriendo las culturas y tradiciones regionales y provinciales de nuestros pueblos de origen: los aborígenes, los afrocolombianos, los campesinos antiseñoriales provenientes de España, y los colonos internos. Y son respetuosos de los valores fundamentales de éstos, que debemos remozar y proyectar hacia el presente y el futuro, como pegante ideológico del socialismo raizal o Kaziyadu que adviene sin tregua.

Orlando Fals Borda; “Lo que va de ayer a hoy y el ritmo social de la historia” (prólogos de 1967 y 2008 y epílogo de 2008 al libro La subversión en Colombia: el cambio social en la historia, Bogotá, fica/cepa, 2008. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20151027053622/AntologiaFalsBorda.pdf

 

A pesar de todo, la lucha y los sufrimientos han ido conformando un país nuevo de características aún indeterminadas, pero que está dejando atrás la escala de valores “sacro-tradicionales” y la estructura “cerrada” de la Colonia. La aceleración de los contactos entre el campo y la ciudad, las invasiones locales de extragrupos y las migraciones internas (sin mencionar los procesos inducidos por el contacto cultural y la transculturación) han puesto quizás las bases para una nación más integrada, una vez superado el peligro de disolución.

Dos ethos se enfrentan: el desarrollista o reformista que defiende el orden, y el holista que busca transformarlo. El esquema se replica de la siguiente manera, para llegar al quinto orden. Orden A (social-bugués) Condicionantes observados Utopía socialista Ethos Desarrollista Holista tradición: subversión: Valores instrumentales Antivalores libertarios Normas liberales Contranormas participativas Instituciones elitistas Disórganos Tecnologías de manipulación y populares y regionales control Tecnologías humanistas Ajuste Compulsión Topía Orden B (socialista raizal) Tales han sido los marcos, teorías, métodos y propósitos centrales del presente libro, como “visión del cambio social en la historia” de Colombia y de otros países colonizados por Europa. Queda una duda lacerante que se ha planteado muchas veces sobre el ritmo generacional y el papel de grupos clave para el cambio. Llevamos dos generaciones frustradas por el inconveniente cambio realizado por los dirigentes. Es necesario revolcar no sólo a los gobiernos sino al proceso cultural y educativo desde sus cimientos e insistir en ellos con diversos medios eficaces por otros 30 años. Colombia no puede seguir siendo el desgraciado Prometeo, condenado por los dioses a que aves de rapiña devoraran sus entrañas hasta el fin de los tiempos.

Orlando Fals Borda: Una sociología sentipensante para América Latina / Orlando Fals Borda; antología y presentación, Víctor Manuel Moncayo. México, D. F.: Siglo XXI Editores; Buenos Aires: CLACSO, 2015. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20151027053622/AntologiaFalsBorda.pdf

 

RUY MAURO MARINI

 

Lo primero a considerar es que la sociología sólo puede surgir en cierto tipo de sociedades, en que se dan determinadas características. Más que esto, ella es una expresión particular de cierta línea de pensamiento, cuya esencia consiste en ser una reflexión sobre las estructuras y procesos que establecemos en el marco de convivencia social, vale decir, en el marco de nuestras sociedades. En su dimensión más amplia, esa reflexión parte de concepciones totalizadoras, como lo fueron la economía política clásica o la teoría social del siglo XVIII, para arribar, más tarde, a ciencias especiales, como lo son hoy la economía y la ciencia política, entre otras, así como, desde luego, la sociología.

 

La sociología se planteará, hacia la tercera década del siglo XIX, como reacción a ese proceso. Tildando a la economía política de «ideología», se preocupará de oscurecer ciertos aspectos de la realidad y centrar el análisis en la dinámica social, desconociendo en lo posible los procesos materiales concretos en que esta se basa. Su fundador, Auguste Comte, aunque sin deslindar todavía enteramente sociología y filosofía, proclamará al orden social burgués como el orden en sí, un organismo perfectible pero inmutable, expresión definitiva de lo normal, contra el cual toda acción contraria sería indicativa de una desviación, es decir, una manifestación de tipo patológico.

 

 

Profundizando en esa dirección, Émile Durkheim tomará a ese orden como el objeto en sí de la sociología y la dotará de un método particular, completando así su constitución como ciencia especial. La investigación sociológica deberá fundarse esencialmente en la observación empírica de los fenómenos sociales, tomados en tanto que cosas, cuya frecuencia determina su carácter normal o patológico. Con ello, se descarta a la revolución, que pasa a la categoría de enfermedad social. Posteriormente, bajo la influencia de Darwin, Herbert Spencer enfatizará en la nueva disciplina las nociones de evolución y selección natural, que consagran la tesis de la supervivencia de los más aptos, proporcionando a la competencia capitalista la justificativa que ella requería

 

Ese pensamiento imitativo y reflejo derivaba de las condiciones materiales en que se reproducían nuestras sociedades, pero se ajustaba perfectamente a las necesidades de nuestras clases dominantes. Así fue como abrazaron al liberalismo, dado que éste les proporcionaba la justificación adecuada al ciclo de reproducción del capital que constituía la base de su propia reproducción como clase: constituidas por terratenientes y comerciantes, esas oligarquías encontraban en el intercambio de materias primas por manufacturas su razón de ser económica. De allí a admitir el carácter necesario de la forma que asumía entonces la división internacional del trabajo y a proclamar como natural la vocación agraria de nuestros países no habría sino un paso.

 

En el plano político, sin embargo, el liberalismo se adaptaba mal al carácter de la organización nacional. Esencialmente oligárquico, el sistema de dominación excluía a la mayor parte de la población; paralelamente, expresando la dominación de oligarquías más poderosas sobre las demás, cristalizaba en un Estado altamente centralizado. De Argentina a México, el régimen político, una vez estabilizado, no diferiría mucho. El constitucionalismo portaliano chileno de los años treinta no era esencialmente distinto al Estado porfirista mexicano del último cuartel del siglo, y ambos tenían mucho en común con la monarquía brasileña, pese a la base esclavista en que ésta se apoyaba. El mayor o menor desarrollo económico favorecería, aquí y allí, cierta diversificación social e introduciría grados variables de flexibilización en la vida política, sin poner en jaque su carácter oligárquico.

Ruy Mauro Marini: La sociología latinoamericana: origen y perspectivas. Recuperado de http://www.marini-escritos.unam.mx/083_sociologia_ latinoamericana.html

 

RODOLFO STAVENGHAGEN

PRIMERA TESIS: Los países latinoamericanos son sociedades duales En esencia, esta tesis afirma que en los países latinoamericanos existen de hecho dos sociedades diferentes y hasta cierto punto independientes, aunque necesariamente conectadas: una sociedad arcaica, tradicional, agraria, estancada o retrógrada, y una sociedad moderna, urbanizada, industrializada, dinámica, progresista y en desarrollo.

SEGUNDA TESIS: El progreso en América Latina se realizaría mediante la difusión de los productos del industrialismo a las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales Esta tesis difusionista se encuentra en muchos niveles. Unos hablan de una cultura urbana ‐u occidental‐ que se va extendiendo paulatinamente por todo el mundo y que absorben poco a poco los pueblos atrasados y primitivos. Otros hablan del modernismo como de una mancha de aceite que de un foco central o punto de partida va abarcando extensiones cada vez mayores.

TERCERA TESIS: La existencia de zonas rurales atrasadas, tradicionales y arcaicas es un obstáculo para la formación del mercado interno y para el desarrollo del capitalismo nacional y progresista Por lo tanto, se afirma, el capitalismo nacional y progresista ‐localizado en los centros urbanos modernos e industriales‐ está interesado en la reforma agraria, en el desarrollo de las comunidades indígenas, en la elevación de los salarios mínimos en el campo, y en otros programas de la misma índole. Esta tesis está equivocada.

CUARTA TESIS: La burguesía nacional tiene interés en romper el poder y el dominio de la oligarquía terrateniente Se afirma con frecuencia que hay un conflicto de intereses profundo entre la nueva élite (o nueva clase alta) representada por los industriales y empresarios modernos, y la élite o clase alta tradicional (que deriva su preeminencia de la propiedad de la tierra). Si bien es cierto que en algunos países latinoamericanos la aristocracia latifundista ha sido eliminada por medios revolucionarios (siempre por parte del pueblo, nunca de la burguesía), en los demás no parece ocurrir ese conflicto de intereses.

QUINTA TESIS: El desarrollo en América Latina es creación y obra de una clase media nacionalista, progresista, emprendedora y dinámica, y el objetivo de la política social y económica de nuestros gobiernos debe ser estimular la «movilidad social» y el desarrollo de esta clase. Tal vez no exista tesis sobre América Latina más difundida que ésta. La sostienen estudiosos e investigadores, periodistas, políticos y estadistas. Es motivo de seminarios y conferencias, tema de libros voluminosos y constituye uno de los preceptos implícitos, pero básicos, de la Alianza para el Progreso. Se ha transformado, casi, en un dogma.

SEXTA TESIS: La integración nacional en América Latina es producto del mestizaje Esta tesis es frecuente en los países que tienen problemas étnicos: aquellos con fuerte proporción de población indígena, y el Brasil con su población negra. Se parte de la base de que la colonización ibérica de América enfrentó a dos grandes grupos raciales, a dos civilizaciones, y que el proceso de integración nacional constituye un mestizaje a la vez biológico y cultural.

SÉPTIMA TESIS: El progreso en América latina sólo se realizará mediante una alianza entre los obreros y los campesinos, alianza que impone la identidad de intereses de estas dos clases. No podemos dejar esta visión crítica de América Latina sin referirnos a esta tesis, frecuente entre la izquierda ortodoxa. En efecto, se afirma, con base en teorías desarrolladas por Lenin y Mao, que el éxito de la revolución socialista en América Latina depende de que la clase obrera y la clase campesina hagan un frente común ante la burguesía reaccionaria y al imperialismo.

Stavenhagen, R. (1981). Siete tesis equivocadas sobre América Latina. Recuperado de https://seminario7tesis.colmex.mx/images/pdf/stavenhagen-siete.pdf

 

ANÍBAL QUIJANO

La investigación reciente sobre los cambios en la estructura económica de América Latina ha puesto de relieve dos procesos interconectados, que implican la aparición de contradicciones nuevas dentro de tal estructura y cuyo desarrollo comienza a generar conflictos sociales importantes, con tendencias a la agudización. Se trata, de un lado, de la diferenciación y del ensanchamiento de un conjunto de roles económicos, es decir el mecanismo de organización de la actividad económica, que se caracterizan por tres rasgos principales: 1) su relación segmentaria, y aun así extremamente precaria, con los medios básicos de producción que sirven a los sectores ya hegemónicos en la economía global y a las modalidades dominantes con que dichos sectores tienden a desarrollarse; 2) su articulación y subordinación indirecta y segmentaria a los mecanismos dominantes de organización económica; 3) su precaria estructuración interna. De otro lado, de la diferenciación y del crecimiento de un sector de mano de obra –y de la población a él asociada– que va perdiendo toda posibilidad de acceso a los roles económicos que distinguen a las modalidades dominantes de organización de la actividad económica y a los sectores de actividad que esas modalidades recubren dentro del sistema vigente, a medida que éstas se desarrollan. En consecuencia, va perdiendo también toda posibilidad de relación orgánica y estable con los medios básicos de producción que esos sectores y esas modalidades controlan.

 

Quijano, Aníbal 1977 Imperialismo y marginalidad en América Latina (Lima: Mosca Azul Ediciones)

 

En consecuencia, una de las tareas que no pueden dejar de cumplir en esta etapa los científicos sociales, en algunos de nuestros países, tiene que ser la elaboración de enfoques teóricos, organizados como sistemas de hipótesis de trabajo, con vistas a su verificación empírica. Esto es, estrictamente hablando “ensayo”. Pero se diferencia radicalmente del tipo de “ensayo” característico de la época anterior latinoamericana, en que se formula en tanto que un conjunto de hipótesis científicas, destinadas directamente a la investigación empírica. (Quijano, 1980: 50)

 

 1980, Dominación y cultura: lo cholo y el conflicto cultural en el Perú, Lima, Mosca Azul.

 

Todos nos damos cuenta, aunque de manera todavía poco precisa, que todo un período histórico está llegando a su término, que ha entrado en crisis. Como este período fue el del dominio del capitalismo, la crisis presente es ante todo la crisis de este sistema. Como modo de producción y como modelo de existencia social, éste parece estar iniciando el final de su existencia histórica. Sin embargo, no es solamente el capitalismo el que está en crisis. Aunque de modo diferente y con proyecciones muy distintas, lo está también el socialismo tanto en la realidad de su construcción como en su teoría.

 

El socialismo, sin embargo, no es ya sólo una posibilidad teórica. Ha iniciado ya su historia real en aéreas decisivas del mundo, y a pesar de sus dificultades, de su estancamiento y deformación en unos lugares, o de la incertidumbre de su desarrollo en otros, es su presencia efectiva lo que, también, contará decisivamente en el destino final de la crisis del capitalismo. Lo que de todo esto concierne a la América Latina, lo intentaremos ver en nuestra próxima conversación

 

Quijano, Aníbal 1974 Crisis imperialista y clase obrera en América Latina (Lima: Edición del autor)

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